Mientras Naciones Unidas defendía la prohibición, Baldomero Cáceres denunciaba la violación contra las costumbres de los pueblos indígenas y las comunidades cocaleras de las regiones andinas.
Con treinta y cuatro años, Demetrio Chávez Peñaherrera retornaba a sus raíces, allá en el valle del Huallaga, para recoger su primer gran cargamento de droga.