Más de veinte personas han muerto en Argentina por consumir cocaína adulterada. La pena, el dolor y la frustración que causa esta noticia es la más trágica demostración del riesgo que asumen millones de latinoamericanxs que, día a día, recurren a la única alternativa disponible: el mercado ilegal, donde adquieren sustancias sin ninguna garantía de que lo que compran sea lo que están buscando. Los riesgos y peligros de esta realidad son abismales.
Estas muertes son el resultado de una política pública negligente presente en toda la región: la prohibición de las drogas aspira a un mundo libre de ellas, pero los hechos indican que, haga lo que se haga, han sido, son y serán siempre parte de la humanidad. Si solo aceptamos que, por múltiples razones, las personas consumen drogas y hablamos sin miedo de ello, sabríamos que no es tan complicado evitar más muertes.
Si aceptamos que las personas consumen drogas y hablamos sin miedo de eso, sabríamos siete puntos claves que, quizá, evitarían que más personas mueran a causa de políticas negligentes y falta de información.
1.
Prohibir las drogas y solo insistir en la abstinencia no disminuye el consumo. Esto solo aumenta los riesgos al entregar este mercado a la informalidad. Brindar información y acceso seguro sí reduce los riesgos.
2.
Existen los servicios de análisis de sustancias que permiten que las personas, que han decidido consumir una droga, sepan si estas están adulteradas o no. Así se evita malas experiencias, intoxicaciones y sobredosis.
3.
El fentanilo es un riesgo. Es un opioide utilizado para alterar drogas y es entre 50 y 100 veces más potente que la morfina. Pero ya existen tests rápidos para detectarlo y evitar muertes. El acceso a estas pruebas es urgente.
4.
En un mercado ilegal, el consumo de sustancias acarrea un riesgo. Por ello, así se le haya comprado al proveedor habitual, es crucial siempre ir de menos a más: probarlas, esperar los efectos y decidir si se continúa o no.
5.
El estigma creado en torno a las drogas impide que muchas personas con consumos problemáticos busquen ayuda. Esto agrava las enfermedades y problemas que puede generar el abuso de las sustancias.
6.
El mayor riesgo del consumo de drogas no son las sustancias en sí, sino la ignorancia inculcada sobre estas. Educar sobre las formas de consumo no significa promoverlas, sino cuidar a quienes igual las consumirán.
7.
La ilegalidad de las drogas pone en riesgo al entorno de todxs. Quizá no lo «parece», pero lxs usuarixs están en la familia, el barrio, el trabajo y entre los amigxs. Que casi el 80% son personas funcionales que nos rodean.
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